Cada suceso tiene su regalo. Muchas veces, una experiencia puede haberte ofrecido una lección. Si la lección no fue absorbida, puedes haber creado nuevas repeticiones de un determinado patrón traumático, a fín de darte la oportunidad de incorporar la lección.
Dedica tiempo a reflexionar sobre esos incidentes de tu vida que consideras negativos. Luego analiza de qué modo esos hechos específicos contribuyeron a tu desarrollo. Cada hecho que ha ocurrido en cualquiera de tus vidas te ofreció ciertos regalos. Aún esos incidentes que puedas haber considerado negativos.
No te apegues a la anécdota. Busca el regalo.
Al desprenderte de tu apego al bien y el mal de cualquier historia en particular, te abres a la sabiduría.
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