Los pensamientos de Dios
son verdaderamente bien distintos de los nuestros.
El destino no está hecho, se va haciendo.
La historia no esta escrita. Se escribe hoy.
En el juego responsable de tu libertad,
en las opciones que haces diariamente,
en la fidelidad a tu conciencia,
en la escucha personal y comunitaria
a la Palabra de Dios,
y en el discernimiento atento
que realizas con tus hermanos,
tú vas rompiendo el tiempo y penetrando en él.
No mires, entonces, con fatalismo,
y pasividad tu vida.
Sé dueño de tus actos y de tus decisiones.
No arriendes a Dios lo que Él no te quiere alquilar.
Y porque tu libertad y tu vocación,
y tus actos, y tus decisiones,
son personalmente tuyos, verdaderamente tuyos,
y reflexivamente tuyos,
tú puedes decir que esa es la voluntad de Dios,
y que eso es lo que Él quiere.
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