martes, 1 de mayo de 2012

El amor es la virtud suprema de la vida.



El amor es la virtud suprema de la vida. Es la fuerza que sostiene cualquier relación: entre Dios y los hombres, entre padres e hijos, entre amigos, entre novios, entre esposos.

En el matrimonio, el amor es sometido a un proceso de profundización y maduración, donde la chispa inicial irá transformándose en llama durante la convivencia.
La tarea fundamental de la vida conyugal consiste en mantener alta y viva la llama del amor.
Por eso no puedo más que sugerirles.

¡Ámense!

Con un amor que los llene de alegría y felicidad, tanto como de ánimo y sostén. 
Con un amor que los inunde de confianza. 
Con un amor que los haga fijar la mirada en Dios, porque Él es amor.
Con un amor que los ayude a soportar tiempos de prueba y dificultad. 
Con un amor paciente, tolerante y comprensivo. 
Con un amor que sepa secar lágrimas y los proteja en un abrazo... 
Con un amor que no falle o se desvanezca ante la adversidad. 
Con un amor que esté comprometido a crecer y llevar fruto. 
Con un amor que sea lento para la queja y pronto para el elogio. 
Con un amor que construya puentes de reconciliación. 
Con un amor que sepa acercarse con respeto, que sepa escuchar y también aceptar silencios.
Con un amor siempre dispuesto a animarlos cuando aflojen y a impulsarlos en sus sueños. 
Con un amor creativo que encuentre siempre la manera de decir cada día: 
"Cuán especial Son" 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.